El sobre azul
Me senté en el sofá y abrí el sobre con unas tijeras.
De toda la correspondencia de aquel día, lo abrí primero, pues era un sobre raro: azul, con nada escrito sobre él. Intimo y lejano, por su color y la ausencia de palabras.
Los demás sobres eran, como de costumbre, cartas del banco, facturas, las pequeñas irritaciones cotidianas.
Mi mujer, desde la salita, preguntó: "¿ Algo interesante?"
-No - mentí- las nimiedades de siempre.
Pero a partir de entonces me inundó la tristeza , la nostalgia.
Había reconocido, brotando del sobre como el aliento dulce del fantasma de alguien querido y perdido para siempre, aquel aroma suyo, aquel perfume de oceano mar de lavándula que sirgía de su piel, de su cabello.
miércoles, 13 de abril de 2011
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