miércoles, 15 de junio de 2011

SUZANNA Y LOS VIEJOS

Hay en el Reichsmuseum un vasto cuadro de R. que se titÚla Suzana and the Elders.
El asesino acude allí todos los miércoles, a las dos de la tarde, y lo contempla, desde una distancia de metro y medio, sin moverse.
La palabra "old" tiene resonancias de tardes de oro bruñido, en un mar de días bailarines, felices, en un sol amable y lejano. El rostro gentil de su madre navega fantasmal por aquella calína del tiempo huído.
La palabra "elder" signica mayor, anciano, un miembro antiguo de una comunidad. Y "elderly" signifíca "anciano" o, más concretamente "viejecito". Pero "elder" tambien sigmífica sabio, tal como en la frase "the Elders of Sion" o Los Sabios y Antiguos de Zión.
La pintura sería bíblica, es bíblica, por su tema. Pero su naturaleza es soez y pícara, sorprendentemente sexual. Vemos a Suzanna, desnuda en un lecho sedoso, y a los viejos observandola con cierta lascivia. Ella se sabe observada y hace como si se volviera para darles la espalda y cubrir su sexualidad. Pero sonríe.
El asesino se preguntA qué puede pasar inmediatemante después de esa escena capturada en el lienzo, congelada en el tiempo.
Suzanna nunca se dará la vuelta del todo. Los ancianos nunca dejarán de mirarla. Esa Acción de voyerismo patente se eternizaRÁ en las mentes de todos aquellos que vean el cuadro.
El asesino querría dar un final a la historia allí implicada.
No tiene sentido que Suzanna permanezca en una posición tan absurda, ni que los viejos no puedan consumar sus intenciones.
Una mujer se ha parado junto al hombre que observa el cuadro Suzanna and the elders, de R.
Ha tensado su cuerpo musculoso, de atleta, como si la energía helada que surge del hombre la hubise penetrado dolorosamente a traves de los conductos del espacio que se acorta entre los dos.
Tiene la mujer unos labios carnosos, sensuales, los ojos muy azules. el pelo rubio. Y sus muslos amenazan con romper la falda del ajustado vestido gris.
El hombre la mira. Ella le devulelve la mirada.
El empieza a caminar, Se va del museo. La mujer le sigue por la calle abarrotada de gente. se pregunta en qué extraño lugar, en qué solitqario rincón del terror acabara aquel hombre de imaginarse la conclusión monstruosa del cuadro.

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