miércoles, 28 de septiembre de 2011

extraños en el paríso

Con Meursault, hay quien dice que Camus nos indica que lo que más condena la sociedad es la honestidad de no alegar sentimientos cuando hay que aceptar la culpa.


Entre los abogados criminales es común la noción de que un jurado adjudica las penas más serias a aquellos criminales que no demuestran sentir arrepentimiento, o que no se molestan en aparentarlo.


Cuando Meursault nos habla del falleciemiento de su madre, exhibe un gran desapego emocional. No le afecta tanto.


Igualmente cuando se ve obligado a defenderse y mata al árabe en una playa argelina, piensa que lo que realmente debe hacer a continuación es irse al cine con su chica.


En la terminología actual, tales reacciones son la del llamado "sociopata", alguien totalmente carente de empatía hacia el prójimo.


Es aceptado que el significado del título de la famosa novela "Létranger", traducido al castellano como "El extranjero", debería titularse, en éste último idioma, "El Extraño" o incluso "El alienado"


Pero la noción principal de los pensadores del "existencialismo", como Albert Camus, es que la sociedad está regida por falsos sentimientos inculcados que frecuentemente hacen que cada individuo viva en un perpetuo estado de culpa inexplicable. Y que le esencia del enjuiciamento y del castigo, incluso en los colegios y a nivel universal, es una falacía. De lo cual transpira que todas las leyes, acciones y reacciones de la gente llamada "normal" resulten en una especie de trágica farsa cuyo elementos principales son la hipocresía y la soberbia.


Así los sere humanos vamos acarreando una sobrecarga de tristeza basada en la idea de la perdida, cuando en realidad solo el presente nos pertenece. Para no hablar de la culpa histórica.

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