Entiendo, pero con sentido
no del cuerpo,
lo que intímas, mezclándo
tu vocecilla al aire
en la hojarasca de oro
del otoñal bosque nuestro .
Nadie la oye,
pero yo la entiendo:
es un sonido músical,
de cristal tintineando lento.
No con carne o memoria
escucho ni recuerdo.
Pero recuerdo como escuché algo
con sentido que hiere, más adentro.
Crée,si precisas, que el fragor de en torno,
la rabia que crépita y rasga el pecho,
es todo lo que hay. Aún verás luego
que de tu ausencia viene llena el agua
lpialazúli, y el medroso oro
de los juncos inquietos
vera el agua tardía.
Yo nada que hacer tengo, pues que nada es verdad
sino que escucho
tu allegarte en la luz,inevitable:
el nebuloso avance de tu aliento.
Criatura mága, apenas a éste lado
de la invisible linea que separa
sueño y vida, la vida ya sin cuerpo.
Ven.
viernes, 24 de diciembre de 2010
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